Por Bruno Cortés
El diputado Federico Döring Casar, del Partido Acción Nacional (PAN), lanzó una crítica directa al debate sobre la revocación de mandato, al considerar que insistir en discutirla ahora solo desvía la atención de los problemas más urgentes del país, como la reciente tragedia ocurrida en Uruapan, Michoacán. Con tono severo, Döring dijo que este tipo de iniciativas son un “distractor político” más que una verdadera prioridad legislativa.
Para entenderlo en claro: mientras en el Congreso algunos diputados de Morena, como Alfonso Ramírez Cuéllar, buscan adelantar la reforma constitucional que haría coincidir la revocación de mandato con las elecciones de 2027, desde la oposición hay voces —como la de Döring— que consideran que el tema no debería estar en la agenda inmediata. Según él, discutir eso ahora es como querer pintar la casa cuando el techo se está cayendo.
El panista recordó que incluso la presidenta de la República reconoció en su conferencia matutina que el tema no es prioritario para este periodo y que podría revisarse más adelante. Por eso, dijo que su bancada no caerá en la distracción ni en la provocación política. En su lectura, Morena intenta mover la conversación hacia la revocación para evitar hablar de los hechos de violencia que siguen golpeando a distintas regiones del país.
La postura de Döring encaja con la narrativa que el PAN ha mantenido desde hace tiempo: que la seguridad, la economía y la atención a víctimas deben estar por encima de las reformas electorales o constitucionales. Para él, lo urgente no es definir si se deben juntar o no las casillas de la revocación con las elecciones, sino garantizar que los ciudadanos vivan sin miedo y que el gobierno asuma su responsabilidad frente a los hechos de violencia.
En el fondo, este tipo de declaraciones revelan la tensión política que hay en la Cámara de Diputados: mientras el bloque oficialista busca consolidar su visión de una “democracia participativa”, la oposición exige que el Congreso atienda primero los problemas que afectan el día a día de la gente, como la inseguridad, la inflación o el bajo crecimiento económico.
Así, con su crítica, Döring no solo cuestiona la oportunidad del debate legislativo, sino que intenta poner sobre la mesa una idea clara: antes de discutir cómo quitarle el poder a un gobernante, hay que resolver por qué tantos mexicanos viven con miedo o sin oportunidades.