Por Bruno Cortés
Arrancar la vida laboral en México no es fácil. Para miles de jóvenes, el primer sueldo llega ya “rasurado” por impuestos, aun cuando apenas alcanza para lo básico. Bajo esa realidad, el diputado Asael Hernández Cerón, del PAN, puso sobre la mesa una iniciativa que busca cambiarle la cara al primer empleo: propone que las y los jóvenes de entre 18 y 29 años, en su primer trabajo formal, estén exentos del Impuesto Sobre la Renta durante sus primeros tres años laborales, sin importar cuánto ganen.
La idea es sencilla de explicar: hoy, cualquier persona que trabaja en México paga ISR solo por el hecho de tener un empleo. El SAT retiene automáticamente una parte del sueldo, de acuerdo con tablas establecidas en la ley, sin importar si el trabajador es recién egresado, si gana poco o si apenas está aprendiendo a moverse en el mundo laboral. Esa retención, señala el legislador, golpea con más fuerza a los jóvenes, que suelen entrar al mercado con salarios bajos y pocas oportunidades de crecimiento inmediato.
La iniciativa plantea modificar los artículos 93, 96 y 15 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta para que, durante ese periodo inicial, no se les haga ninguna retención de ISR. Es decir, el salario que reciban llegue completo a su bolsillo. Eso sí, la propuesta aclara que esta exención no cambia las reglas para prestaciones como aguinaldo, prima vacacional o reparto de utilidades, que seguirían rigiéndose por lo que marca la ley.
El contexto que expone el diputado no es menor. En el primer trimestre de 2025, México tenía más de 102 millones de personas de 15 años y más, y de ellas, 60.5 millones formaban parte de la población económicamente activa. Dentro de ese universo, casi 16 millones eran jóvenes, lo que equivale a poco más de una cuarta parte de la fuerza laboral del país. El problema es que casi seis de cada diez jóvenes de entre 15 y 29 años trabajan en la informalidad, sin seguridad social ni estabilidad, un terreno fértil para la frustración y la precariedad.
A eso se suma una barrera conocida por cualquiera que haya buscado su primer empleo: la falta de experiencia. Son pocos los trabajos que apuestan por jóvenes sin historial laboral y, en muchos casos, la sociedad no muestra empatía con esa etapa de arranque. En el peor de los escenarios, advierte la iniciativa, la delincuencia organizada aprovecha esa falta de opciones y ofrece salidas rápidas con dinero fácil y riesgos enormes.
Desde la óptica del legislador, cobrar ISR desde el primer día de trabajo termina alejando a muchos jóvenes de sus metas más básicas. Entre renta, comida y transporte, el dinero no alcanza y los sueños de independencia económica se ven lejanos. Por eso, la exención del impuesto durante los primeros tres años busca dar un respiro real: que el salario rinda más, que se cubran necesidades básicas y que exista un incentivo para mantenerse en la formalidad.
La propuesta ya fue turnada a la Comisión de Hacienda y Crédito Público, donde se analizará su viabilidad y su impacto en las finanzas públicas. El mensaje político es claro: si se quiere un país con más oportunidades y menos jóvenes atrapados entre la informalidad o el crimen, el primer empleo no debería empezar con una carga fiscal que ahogue desde el inicio.