La Cámara le pone lupa al alcohol: ¿impuesto justo o más caro el brindis?

Por Bruno Cortés

 

En el Congreso mexicano se empieza a cocinar un debate que puede cambiar lo que pagamos por cada cerveza, tequila o mezcal que nos llevamos a la mesa. La diputada Vanessa López Carrillo, del Partido del Trabajo, presentó una iniciativa para modificar la Ley del IEPS —ese impuesto que se cobra a productos como cigarros, refrescos y alcohol— con una lógica distinta: que la cuota dependa directamente del grado de alcohol que contenga la bebida.

La propuesta suena sencilla: cobrar 2 pesos por cada grado de alcohol por litro a las cervezas y demás bebidas industriales, y 1.6 pesos por grado a las tradicionales con denominación de origen, como el tequila o el mezcal. ¿La idea? Recaudar más dinero para las arcas públicas, pero también equilibrar el mercado. Hoy, por cómo se calcula el IEPS, las bebidas artesanales cargan con un impuesto más pesado que otras de menor calidad pero con similar graduación alcohólica.

López Carrillo explica que este cambio busca varios objetivos a la vez. Primero, simplificar el cobro de impuestos y frenar la evasión, porque medir el contenido alcohólico es mucho más fácil y transparente que seguir el valor de mercado. Segundo, dar un respiro a las bebidas tradicionales, que no solo representan empleos en comunidades rurales, sino también cultura e identidad regional. Y tercero, desincentivar el consumo excesivo de bebidas baratas y de alta graduación, que muchas veces terminan asociadas con problemas de salud, violencia o accidentes viales.

Lo que se plantea es un esquema “ad-quantum”, ya usado en países de la OCDE: si una bebida tiene más alcohol, paga más impuesto. Eso genera certidumbre para los productores, abre espacio para la innovación —como la creación de bebidas con menos grados— y protege a quienes producen con métodos ancestrales. Además, al ser más fácil de fiscalizar, se cerraría la puerta al contrabando y a la competencia desleal del mercado negro.

La iniciativa ya fue turnada a la Comisión de Hacienda y Crédito Público, donde se discutirá antes de pasar al pleno. En pocas palabras, el Congreso tendrá que decidir si este nuevo cálculo del IEPS significa un sistema más justo y eficiente o si, en la práctica, terminará encareciendo el brindis de millones de mexicanos.

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