Kenia López Rabadán exige un alto a la violencia y pide compromiso con la seguridad

El asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, ha resonado como un campanazo de alarma que trasciende las fronteras de Michoacán, instalándose en el centro del debate nacional. La presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Kenia López Rabadán, se hizo eco de esta conmoción colectiva al señalar que este hecho obliga a México a hacer una pausa obligada para escuchar, reflexionar y, sobre todo, reforzar el compromiso con la seguridad y la paz. A través de un videomensaje difundido en sus redes sociales, la legisladora no solo expresó su indignación por la forma en que fue arrebatada la vida del edil, sino que extendió su solidaridad a la familia de Manzo, a su equipo de trabajo y a toda la comunidad de Uruapan, golpeada por la violencia.

En su mensaje, López Rabadán enfatizó que esta tragedia funciona como un crudo recordatorio de la necesidad imperante de trabajar de manera coordinada entre todos los niveles de gobierno. Subrayó que el objetivo fundamental debe ser garantizar la seguridad de todos los ciudadanos, un derecho básico que hoy se ve vulnerado. La diputada fue contundente al exigir que los responsables de la seguridad en el país reconozcan la magnitud del problema y aborden su trabajo con la máxima responsabilidad y seriedad, priorizando el bienestar de las familias mexicanas por encima de cualquier otro interés.

La reflexión propuesta por la presidenta de la Mesa Directiva apunta hacia la construcción de una política de seguridad que sea, a la vez, integral y sostenida. Este modelo, según expuso, debe estar cimentado en tres pilares fundamentales: la cooperación entre instituciones, el análisis riguroso de la situación y un compromiso genuinamente compartido por todas las fuerzas políticas y sociales. El asesinato de un servidor público no es solo un acto de violencia contra un individuo; es un ataque directo a las instituciones democráticas y a la tranquilidad colectiva, un hecho que clama por una respuesta de Estado a la altura de la gravedad del momento. Esta pausa forzosa, provocada por la tragedia, se presenta como una oportunidad crítica para redefinir las estrategias y renovar el pacto social por la seguridad.

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